3. Bergara, hervidero de nuevas ideas durante la Edad Moderna
En Bergara se celebraba el mercado de trigo tres veces por semana, lo que atraía a gran cantidad de gente y daba pie a otros muchos contratos y negocios. Esto obligaba a la villa a contar con una cierta infraestructura de caminos y de hospedaje; de ahí la existencia de numerosos albergues y posadas.
Además de esta función comercial, se desarrollaron los talleres dedicados principalmente a la transformación del hierro: Los herreros recibían en sus fraguas el mineral de hierro transformado en tocho y, a partir de esta materia prima, elaboraban azadas, machetes, etc.; los cuchilleros trabajaban en la obtención de armas blancas y crearon su propia cofradía; y también había artesanos dedicados a las armas de fuego dentro de la tradición armera del Valle del Deba. La arquitectura civil se desarrolla porque los nobles, ricos comerciantes y funcionarios del ejército y la administración reconstruyen o edifican sus casas, como las de Ondarza o Eguino-Mallea. También se desarrollan las construcciones religiosas;
en 1565, Andrés Martínez de Ondarza y Magdalena Araoz refundan el Convento de la Santísima Trinidad, situado en la calle Goenkalea, y a finales de siglo se construyó el Colegio de los Jesuitas en la actual plaza de San Martín de Agirre.
Durante el siglo XVII continúan las transformaciones:
- A final del siglo, el arquitecto Lucas de Longa edifica la actual Casa Consistorial.
- Surge la plaza de San Martín de Agirre.
- Las iglesias de San Pedro y Santa Marina se fueron construyendo a lo largo de la centuria, excepto los campanarios, que son posteriores.
- El bergarés Juan de Irazabal, contador real en Sevilla, en 1626 regaló a su villa natal la magnífica escultura del Cristo de la Agonía, de Juan de Mesa, que se conserva en la iglesia de San Pedro.
En 1629, el término municipal se modifica a causa de la desanexión de Antzuola. El intento de la anteiglesia de Oxirondo en ese mismo sentido no prosperó, de modo que sigue formando parte de la villa.
Bergara destaca en el siglo XVIII sobre todo por sus centros de enseñanza. La expulsión de los jesuitas por Carlos III propició que la recién creada Sociedad Bascongada de Amigos del País solicitara al rey el colegio que aquellos poseían en esta villa a fin de poner en práctica en dicho centro sus ideas ilustradas; y lo consiguieron. Las cátedras de Química y Mineralogía implantadas atrajeron a grandes científicos, como Proust o Chabaneau. La calidad de la enseñanza y su alto nivel llenaron sus aulas de alumnos de todo el mundo. También se fundó, en 1799, el Colegio de la Compañía de María para niñas, situado en el paseo del Espolón.
Las necesidades de comunicación llevaron a la provincia, en el siglo XVIII, a emprender la construcción del Camino Real de Coches, que enlazaba Álava con Francia y pasaba por Bergara.